La publicidad, aparte de crearnos nuevas necesidades, incitarnos al consumo e inculcarnos una apariencia de la realidad basada en la mera estética como único valor representativo de todos los demás, a los que incluye y contiene absorbiéndolos, condensándolos y mostrándolos sólo por la forma, a veces, muy raras veces, nos ofrece regalos como esta pieza, tan popularizada gracias a muchas marcas que han pensado que sí que hay espíritus sensibles y de buen gusto capaces de apreciar la belleza verdadera. Aunque de paso intenten venderte un coche. Disfruten.
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