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martes, 23 de junio de 2009

Rectificación y aclaración

El día 22 de este mes recibí el siguiente mensaje:

deCronicas Marcianas
paraFauveLaPetiteSauvage@gmail.com

fecha22 de junio de 2009 02:42
asuntoAclaración
enviado poradinet.com.uy

ocultar detalles 22 jun (hace 2 días) Responder



Hemos advertido que en vuestra página se ha publicado un texto del escritor uruguayo Marciano Durán con un título y una firma que no se corresponde con el original.
Desde hace unos meses circula por Internet la crónica “Desechando lo desechable” y lo hace con el título “Porque todavía no me compré un DVD”, “Para los de más de 40” y “Ahora todo se tira” con la firma del reconocido escritor compatriota Eduardo Galeano.

La versión original (sin las modificaciones que sufrió en los últimos meses) se encuentra en la página http://marcianoduran.com.uy y está a disposición vuestra (junto a un par de centenares de crónicas más) sin más requisito para utilizarlas que no modificar su contenido.


Dpto de Prensa de "Crónicas marcianas y uruguayas"
http://marcianoduran.com.uy



Se refiere, obviamente, al texto de la entrada de este blog titulada "Durabilidad, o del concepto de lo perecedero y lo obsoleto" que copié llevada del gusto y sin comprobar nada; un amigo me ha dicho que, efectivamente, están en lo cierto y que incluso el propio Galeano desmiente su autoría aquí.

Eso me pasa por improvisar sin recordar que no soy Bobby McFerrin.

Agradezco la notificación para la rectificación a Crónicas Marcianas y pido disculpas a los afectados por el hoax que circula por internet entre los que me incluyo y con el cual nada tengo que ver más que el hecho de que caí en la trampa también.



martes, 16 de junio de 2009

Durabilidad, o del concepto de lo obsoleto y lo perecedero.


(Para G., con toda la tristeza de la muerte y toda la alegría de la vida unidas en un mismo día).



Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo
porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.

No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra
ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.

Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la
borda, incluyendo los pañales.

¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó
tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el
bolsillo y las grasas en los repasadores.

¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y
ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es
que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la
computadora todas las navidades.

¡Guardo los vasos desechables!

¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!

¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos!

¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!

¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!

¡Es más!

¡Se compraban para la vida de los que venían después!

La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el
barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.

¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se
quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.

¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike?

¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa?

¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?

¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?

Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.

El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.

El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!!

¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!

Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy
hablando del siglo XVII)

No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban
rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.

Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban.. De 'por ahí' vengo yo. Y
no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que
alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'.

Mi cabeza no resiste tanto.

Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que,
además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.

Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya
si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no.
Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.

Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en
el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del
segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que
entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?

¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma
facilidad con la que se consiguieron?

En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el
segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos..
¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para
qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a
una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las
martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la
escuela. ¡Tooodo guardábamos!

¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que
nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en
el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico
sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón.
Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor.

Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo,
inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se
convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de
sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las
primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o
frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que
algo viviera menos que un jazmín.

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas
para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver.
¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y
las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía
el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba
prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros
Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se
amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la
inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.

Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban
sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo.

Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas
generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a
nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!

Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y
después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en
el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta
teléfonos.. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se
convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en
portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!!
¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el
matrimonio y hasta la amistad son descartables.

Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad
que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a
mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy
a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges
se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que
valoran más a los lindos, con brillo y glamour.

Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas,
tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y
alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la
'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.

Hasta aquí Eduardo Galeano.

Para mayores de 40. Eduardo Galeano


(Muchísimas gracias a la persona que me lo envió).

viernes, 1 de mayo de 2009

Días raros de abril




Han sido estos unos días raros. Difíciles, fáciles, alegres, tristes, pero ninguno normal. Quizás lo anormal es ser normal, pero creo que en la vida cotidiana no pasa eso exactamente cuando uno tiene una rutina dentro de su caos particular. Han pasado unas cosas mientras que otras no han tenido lugar.

He tenido ocasión de acercarme a muchas personas de una manera más íntima de la forma habitual en que me comunicaba con ellas y ha sido una experiencia tremendamente agradable y enriquecedora; estoy muy agradecida por haber tenido la suerte de conocerles y de ser correspondida o, quizás debería decir que son personas extremadamente educadas y atentas, algo que personalmente valoro mucho, muchísimo. Encima, por si esto fuera poco, tremendamente cariñosas, con lo cual no tengo palabras para ellos. Son muchos con los que debería ahora quedar, a los que debería llamar, a los que tendría que escribir, pero no puedo: mi cabeza necesita el empleo de la técnica de cabeza de chorlito, que si no he contado ya anteriormente ya explicaré en su momento, aunque creo que, como suele decirse, a buen entendedor pocas palabras bastan.

Pero a la vez me siento en deuda con todos ellos, me gustaría poder expresar todo lo que siento pero la inevitabilidad de la necesidad de no pensar en alguna de las cosas que debería decirles me hace callarme y quedar como una maleducada; eso es lo de menos, lo que piensen de mí; lo que me hace daño es no corresponder a cada uno como se merece.

También me han hecho la faena del siglo con los nuevos grados y la nueva carrera que estaba iniciando y acabando al tener la oportunidad de acceder directamente al segundo ciclo, cosa que ya no me da tiempo a hacer. En cualquier caso, me sigue apasionando y seguirá cada vez más la Antropología Social y Cultural. María, nos veremos igual ;-)

Han pasado muchas cosas, decía; de las que han pasado destacaría mi nueva librería; tengo un salón precioso y enorme en el que me han hecho a medida otra librería más ocupando dos pareces enteras además de una tercera pared en la que ya tenía unas librerías, porque tenía tantos libros apilados que ya no cabían por la casa, y eso que mi casa es grande, pero una cosa es el glamour de unos libros por aquí y por allá, el encanto entrañable y casero de encontrarlos desperdigados por la casa, como a las plantas o al gato, mi queridísimo gato, y otra las montoneras que estaban a punto de desmoronarse y provocar si no una catástrofe, un buen estropicio. Estoy muy contenta con el resultado de la librería, “queda” muy bien. Tengo más obras en casa y me doy cuenta de lo que me dijo hace poco un queridísimo amigo, muy especial: en el fondo uno es como su casa. Pues sí, mi casa es a mi entero gusto, no tiene todo lo que me gustaría, hay cosas en obras porque la reforma es inminente pero también hay otras que la hacen de lo más confortable, una casa para vivir y estar, no una casa de adorno, pero en la que guardo también mis tesoros, en la que viven mis plantas que cuido con mimo y esmero, en la que habitan mis sueños y mis fantasmas y mis recuerdos y mis olvidos, que también son parte de mí, claro que sí. Va a quedar muy bonita: todo tiene arreglo y poco a poco se está haciendo una casa bella y hermosa, la casa que yo quiero tener.


He pasado por primera vez en mi vida mi cumpleaños físicamente sola -bueno, sola no; con Max- debido a una gastroenteritis (otra) unida a una gripe simultánea -por si fuera poco, ambas contagiosas con lo cual he prohibido la entrada a mi casa, a pesar de que con algunas personas queridas me ha resultado difícil, pero ha sido “llevadero” porque mi parte infantil pervive en los días de mi cumpleaños en que me siento la reina del día y soy feliz, jamás se me ocurre pensar que tengo un año menos sino que cumplo un año más, igual que los niños, y que es mi día, MI DÍA, y con vosotros también lo celebré en su momento y me alegrasteis un montón.

También tuve el cumpleaños de mi hermano, que fue anterior a mi enfermedad y con lo cual pude disfrutar de una fiesta familiar de las que tanto me gustan en su casa, con su mujer, mi cuñada y a pesar de ello queridísima amiga y hermana, y mi adorada sobrina, mi favorita, le digo siempre, a la que pude achuchar todo lo que quise y con la que charlé y jugué y me reí, con sus cinco añitos, y la barriga de mi cuñada donde se aloja confortablemente mi futura sobrina que llegará a mediados de julio si todo sigue igual de bien como hasta ahora.


He leído mucho y me ha gustado mucho todo lo que he leído; sin embargo he llegado a un punto en el que leo ya tan rápido (incluso la buena literatura, con sus pausas imprescindibles) que hacen que me resulte muy difícil un libro maravilloso y que tantos me habéis recomendado leer: Espejos, de Eduardo Galeano. Me encanta, pero debe leerse tan despacio como la poesía, al menos como leo yo los poemas; yo no puedo leer un libro de poesía de un tirón; pues tampoco puedo leer a Galeano seguido. Qúería dedicarle mi tiempo exclusivo a él (a veces suelo leer varios libros a la vez) pero esta vez era sólo su libro, aunque creo que debo cambiar el chip y coger alguno más y alternarlos, y que sea toda una biblia de cabecera para leer a sorbitos, como un rico licor, como un suculento manjar, como los delicatessen de la vida, comestibles o no, o como el mejor champán del mundo (extra brut y de una marca que no voy a decir, y sin que se me enfaden los catalanes ya que hay cavas estupendos como los hay malos y como hay champanes malos, por supuesto, pero mi favorito es mi favorito…).

Un día también de abril entré a leer mi correo pensando en contestar y bloguetear un poco, pero me paré ante un mensaje que no había leído antes, con mi mente de zapping o de ratón cuando “vivo” en internet: un mensaje de propaganda de la FNAC; allí había un concurso de microrrelatos en el que se anunciaba que justo la noche en que lo estaba leyendo terminaba el plazo de presentación (aunque luego cambiaron tanto el plazo como mil cosas, qué desastre, no da una imagen muy buena de una marca tan importante, la verdad) así que pensé una tontería, la escribí dhe corrido como escribo los comentarios y como estoy escribiendo este post, me registré y la envié. Después me arrepentí de no haberla repasado o pulido, quizás habría quedado bien o bastante bien, sinceramente; la idea no era mala, pero soy así: la tendencia a la precipitación me pierde; menos mal que con los años sólo la tengo para las cosas sin importancia. Si a alguien quiere leerlo, o si además le gusta y quiere votarlo… se llama Final Infeliz, y está escrito por el nick… FAUVE, claro, quién iba a ser yo sino yo.

Mi gato se ha unido más aún a mí si cabe en estos días y yo a él: la sincronización, empatía y complicidad es perfecta; qué listos son los animales y especialmente los gatos; la cantidad de habilidades que ha desarrollado para su “uso personal” y para comunicarse conmigo son sorprendentes, de esas que si no se ven, no se creen; este pasado mes de abril ha cumplido tres años y estos tres años con él han hecho que mi vida tenga otro sentido. Y que no se confunda nadie, que no digo que un gato sea como un hijo ni que por tener un hijo la vida tenga sentido ni que por no tenerlo no; lo que quiero decir es sencillamente que ya no me imagino la vida sin mi gato, forma parte de mí y de mi mundo y de todo lo que amo, y como tantas veces he dicho, yo que me apiadé de él y que me lo quedé para salvarlo de una muerte segura por lástima, he descubierto la sucia presunción humana ante estos hechos y cuánto nos enseñan ellos a nosotros, y ya no podría estar sin él. Ha sido un regalo especial en mi vida, y yo pensando que le hacía un favor a él. Espero que con tantos mimos y cuidados y educación y buenos hábitos y cariños viva muchísimos años y sea muy, muy feliz. Ah, y lo pasó muy bien con su amigo Mimiko en su cumpleaños (en el de Mimiko, que éste no vino hasta aquí para celebrar el de Maxito, grrñññ, seguro que su dueña no le dejó, pobre Mimiko, todo lo que tiene que aguantar, Maxito le manda mucho ánimo y fuerzas para seguir adelante y que se lo tome con filosofía, que quizás ahora con tanto ensayo no le dé tanto la vara y le deje estar a su aire y pueda hacer travesuras que cuando haya descubierto ya nadie le podrá quitar lo bailado.

El día 24 cumplí diez años sin fumar. Recuerdo la fecha perfectamente aunque no volveré a fumar nunca jamás; estaba planteándome dejarlo cuando, viendo la tele a medias mientras lo pensaba, veía un documental sobre el día del libro, Shakespeare y Cervantes, y a continuación venía otro dedicado al 25 de abril y la Revolución de los Claveles Portuguesa (...floriu abril...). Entonces, de repente, en uno de esos tontos pensamientos que (supongo) todos tenemos algunas veces, se me ocurrió que ese día en medio en el que no se conmemoraba nada sería una fecha bonita para celebrar yo mi decisión de dejar el tabaco. Apagué con duda el cigarrillo que estaba fumando, después con fuerza, automáticamente me levanté a vaciar el cenicero y lavarlo, tiré todos los paquetes de tabaco que tenía en casa a la basura y bajé a la calle a tirar ésta. Y desde aquella.

Se perdió mi avatar o se lo llevaron los duendes de la red, ¡misterios de la cibernética! La verdad es que me da igual tener o no mi avatar en vuestros blogs (el caso es ser o no seguidora de verdad, no salir en la foto, al menos para mí) pero me gustó proponeros el problema y todas vuestras respuestas, a las que tampoco he contestado pero intentaré hacerlo porque me gustaría mucho. Hay asuntos que me lo impiden y en ningún caso es la desgana.

La orquídea sigue floreciendo de una forma asombrosa otra vez; ningún día olvido hacerle fotos, varias, para realizar después una secuencia sin sentido, sólo para mí, quizás si existe alguien a quien le interese la evolución de la vara con el nacimiento de los brotes, los capullos y las flores le regale el enlace cuando las suba a alguna página de fotos. Para mí es toda una satisfacción y un orgullo: dicen que tengo mano para las plantas, y yo creo, sin modestia, que es verdad.

También mi gato, Max, se ha enamorado en estos días, y no ha sido de la gatita que vive unos pisos más arriba, ni tampoco del gato que vive un piso más abajo: ha sido de la voz de una hermosísima mujer, una Ava Gadner de hoy en día, físicamente, y una renacentista de nuestros días artísticamente a la que admiro mucho aunque ella no lo sabe bien y tengo la suerte de que sea mi vecina: en la página de Wikipedia viene algo sobre ella pero si entráis en los enlaces que vienen más abajo de esa misma página podréis disfrutar mucho más de su obra y de ella. Y como no le he dicho nada y no tengo ni idea de si leerá estas líneas (su blog está enlazado en éste) me presentaré para ella: quizás con que veas las fotos de mi gato ya sabrás, pero si no, y como yo prefiero mantener el anonimato en internet y por eso nunca me había presentado, pero ahora no me parece justo mencionar que con lo que haces con mi piel al oir tu voz y lo que lloriquea Max en la terraza con su voz de cachorrito dulce pidiéndome que vuelva ese sonido celestial sepas quién soy yo. Fauve, sí, soy, además de tu admiradora, tu vecina del 3º izda ;-) .

También ha pasado cosas duras, por una parte no he podido responder a tantos comentarios que tenía pendientes y estaba deseando hacerlo, que nadie se ría porque diga que eso es duro porque sí, juro que me da pena no escribir lo que pienso a las personas a las que quería contestar, que sois todos y cada uno de los que habéis escrito en mi blog más los que habéis escrito en otros blogs a los que quería haceros algún comentario, chiste, piropo, deciros alguna tontería o cosas así, pero no ha podido ser por ahora ni puede ser; quién sabe mañana: ¡ya sabéis que soy un terremoto imprevisible hasta para mí misma!



También otras que están en proceso y que, por ahora, tienen solución, que es lo importante, pues ya sabemos que todo tiene solución… menos la muerte. Por eso me he endulzado la vida cuando en un momento decisivo de una de esas cuestiones, justo antes de salir, llamaron a la puerta y era el mensajero de MRW que me traía mi tan ansiado lote de maritoñis. Ante todo quiero dar las gracias a Maritoñi S.L., Juan Duque y compañía por el regalo pero además decir lo que me han encantado y endulzado, y también obligada de parte de las personas que las han compartido conmigo: no ha habido nadie que no ensalzara los dulces por su exquisitez (Eponine, ¡qué mal gusto tienes!) y me han pedido expresamente que lo pusiera en el blog. Aquí os va su mensaje, no sólo el mío: mil gracias, son no ya sabrosas, sino deliciosas y exquisitas y nos gustaría además que ampliarais el mercado y que llegara a Coruña, seríamos todos clientes fijos y probablemente y con casi total seguridad sería un éxito rotundo, son dulces muy del gusto de los gallegos. Por cierto, me ofrezco de “embajadora” o distribuidora, ajajá, si queréis ponerme en nómina, ¡encantada! Lo malo es que sería un poco peligroso poner lotes en mis manos… Aunque jamás perdonaré a quien puso mi apellido con V, anda que… Espero que haya sido un lapsus por ser para faUVE.

Bueno, esto no es todo, amigos, de todos estos raros días de abril, pero por ahora sí.

Muchas gracias a todos por estar ahí, me estoy acordando de una entrada que leí hace poco de Laclau que habla de las reglas en los blogs (y que os recomiendo) y ahora sí que quiero añadir que cuando se separan o cuando se juntan la vida real de las relaciones en internet creo que se comenten en ambos casos errores, y la verdad es que esixten tres esferas o ámbitos, y son el de la vida real con las cuestiones personales, el de la vida virtual con las cuestiones de internet y la intersección de ambos que es virtual y es real y es personal y es, es, es, es eso que yo obtengo también por este medio: los blogs.


Amigos y amigas, conocidos y conocidas, lectores y lectoras, curiosos y curiosas, coca coleros y fanteros, brindad por favor conmigo:

¡SALUD!




Todo lo que está, es; pero no todo lo que es, está. El resto pertenece al ámbito de la vida real. Sobre todo cuando llegó el 30 de abril, jueves -mi día de la semana favorito, cuando terminó mi mes, cuando...




Mi orgullo


Max y la antropología


¡A estudiar!


En la fiesta de Mimiko, un poco piripi


La fiesta de Mimiko, la mejor de abril sin comparación con la de Luz de Gas que tanto le gustó a Fauve, ¡para gustos se pintan colores!


¡Esperadme! Voy a entrar por aquí detrás


Uno de los mundos de Fauve


Maxito enamorado, esperando una llamada


Otro de mis orgullos, hay que verlo en directo y no en foto


Maxito cuando se enteró de que Epo9 había castigado a Mimiko sin que viniera a su fiesta de cumpleaños


Cinco minutos antes de la cuenta atrás... ¡Sorpresa!


¡¡¡MI LOTE DE MARITOÑIS!!!


Mis Chocotoñis


Mis Maritoñis


Mis Minitoñis


¡Mis tan ansiadas y deseadas Maritoñis!


¡MIASSSSSSSSSSSSS! ¡VIVA MARITOÑI! ¡MARITOÑI FOR PRESIDENT!


YES, WE CAN!


¡ÑAM, ÑAM! ¡HUUUUMMMM! ¡RIQUÍSIMAS! Todo un placer

Pd.- Supongo que estaré ausente una temporada; aún no estoy segura pero por si acaso quiero agradeceros a todos vuestras muestras de cariño, apoyo y confianza y también los premios que me habéis otorgado que recojo encantadísima y en cuanto vuelva haré lo que debo y quiero y considero que hay que hacer (Cá uno es cá uno...). Mientras, os dejo a Eostre de sustituta para que os acompañe y proteja y os dé toda la felicidad y alegría y risas que me gustaría a mí dejar:


martes, 7 de agosto de 2007

Pobreza






" Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se convierten en veneno. Potosí, Zacatecas y Ouro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos al profundo agujero de los socavones vacíos, y la ruina fue el destino de la pampa chilena del salitre y de la selva amazónica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques argentinos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa. La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista aboga los vastos suburbios del sistema. Del mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes - dominantes hacia dentro, dominadas desde fuera- es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga."
Eduardo Galeano
Las venas abiertas de América Latina (fragmento)

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