domingo, 28 de febrero de 2010

Acogidas

Sabéis que siempre estoy con el "PON UN GATO EN TU VIDA" y el "NO COMPRES, ADOPTA" y todos esos temas para fomentar la adopción de los animales que esperan un hogar y no lo tienen; pero... ¿sabéis de dónde vienen esos animales? Especialmente los gatos, claro...
Pues de los HOGARES Y CASAS DE ACOGIDA:


Yo lo encontré aquí http://blogdeproyectogato.blogspot.com/2010/02/acoge-un-gato-en-tu-hogar.html aunque está "rulando" por ahí en difusiones.
Si te "apetece", difunde este vídeo en tu blog y/o por email. Gracias.

domingo, 21 de febrero de 2010

POR SI NO LO SABÍAS

POR SI NO LO SABÍAS..................


Hacerlo de pie fortalece la columna,
boca abajo estimula la circulación de la sangre,
boca arriba es más placentero,
hacerlo sólo es bonito, pero egoísta,
en grupo puede ser divertido,
en el baño es muy digestivo,
en el coche puede ser peligroso...
Hacerlo con frecuencia
desarrolla la imaginación,
entre dos enriquece el conocimiento,
de rodillas resulta doloroso...

En fin, sobre la mesa o sobre el escritorio,
antes de comer o de sobremesa,
sobre la cama o en la hamaca,
desnudos o vestidos,
sobre el césped o la alfombra,
con música o en silencio,
entre sábanas o en el baño:



Hacerlo, SIEMPRE es un acto de amor.

No importa la edad, ni la raza, ni el credo,

ni el sexo, ni la posición económica...



... Leer siempre es un placer.



jajaja...MAL PENSADOS...

LO MEJOR ES LEER Y DISFRUTAR DE LA IMAGINACION
A LOS QUE LES GUSTE LEER SABRAN QUE ES CIERTO TODO ESTO.....
¡¡¡¡¡¡ QUE TENGAIS UN BUEN DIA!!!!!

sábado, 20 de febrero de 2010

BASURA




Yo pienso que a lo mejor se forma una familia para intentar matar la orfandad que cada uno sufre desde que nace. Por eso me sentía tan solo cuando veía cómo mamá le llevaba la sopa y el pan al viejo y él no la miraba a los ojos, demasiado concentrado en la chimenea, como imaginándose su propia hoguera, intentando acostumbrarse a las llamas aunque sea con los ojos que le negaba a mamá-
Todos nos sentíamos solos.

Bariloche, Andrés Neuman, Compactos Anagrama: 7,00 euros.

domingo, 14 de febrero de 2010

Estoy triste, dolida y decepcionada

Estoy triste.

Triste porque desde que tengo gatos estoy no sólo descubriendo un mundo que estaba absolutamente oculto para mí, sino porque veo la cantidad de animales que sufren y pasan miserias y la gente no se da cuenta, como no me daba yo, o lo ven normal o incluso hasta insalubre y una molestia. Y los verdaderos encargados de hacer algo son las autoridades, al igual que controlan las poblaciones de palomas o de gaviotas en las ciudades o las especies protegidas en las zonas especiales, pero es más caro controlar una colonia de gatos que matarlos, y eso es lo que hacen, además de prohibir que se les alimenten aunque cuando ven alguien de una protectora "hacen la vista gorda" porque no es lo mismo, pero si va una viejiña a darles algo le ponen una multa de cuidado. Con los perros no es muy diferente: como sabéis, la gente se cansa de ellos porque cuando crecen no son tan bonitos como de cachorros, o porque ese perro de raza tan caro que compraron tiene ahora una enfermedad y es mejor deshacerse de él, o porque fastidia las vacaciones... No quiero seguir que ya sabéis todos de ese tema (de los perros; de los gatos no se sabe NADA) y tampoco quiero ser masoquista -ni sádica.

Me "autocomprometí" a hacer algo; estando enferma es difícil pero siempre hay algo que hacer, y una de esas cosas, un granito de arena, fue hacer difusiones por mail; no a los animalistas que nos reenviamos los mismos correos en un círculo cerrado, sino a todos mis contactos, con la idea de que ellos a su vez hicieran lo mismo y se formara una cadena que en algún eslabón tuviera una buena noticia.

Estos contactos no tienen ni que leer el mensaje, sólo reenviarlo a sus contactos, pues aunque tú, sí, tú, no quieras un perro o un gato, y aunque te creas que la gente que conoces tampoco, quizás la cuñada del compañero de trabajo al que se lo mandes sí que lo quiere, o quizás una amiga de tu prima quiere un animal, o quizás ellos quieren aportar algo a las cuentas de las protectoras o hacerse socios o comprar lotería, o quizás nada, pero puedan reenviarlo y así conseguir que se extiendan estas pequeñas noticias que son tan grandes desgracias.

¿Trabajo? ¿Tiempo? ¿Cuentas colapsadas? El mismo que con otro tipo de correos de los que jamás nadie me ha dicho, al menos a mí personalmente, que no le envíe. Si no te gusta un chiste o las fotos de un pps lo borras y listo. Si te gusta, corres a reenviarlo. ¿Por que no reenvías también estos mensajes de animales que buscan un hogar y que si no lo encuentran morirán o, en el mejor de los casos, pasarán su vida en una protectora? (en una perrera no, pues los matan a los pocos días si nadie los quiere). ¿De verdad te cuesta tanto? ¿Tanta vergüenza te da reenviarlos?

Por eso estoy tan triste.

Algunas personas me habéis escrito porque os colapso el correo del trabajo, y eso sí que no es mi intención ni pretendo daros problemas y os pido disculpas. Pero me consta que a algunos de vosotros os mandan otros como a mí de pps y tal que ocupan tanto o más, ¿esos no colapsan?

Otros me habéis escrito diciendo que no os interesa el tema, pero que os mande "de los otros". A vosotros va dirigido este escrito, entre otras personas.
Esas otras personas son las que borráis los mensajes y los que me habéis puesto en spam porque ya no mando correos bonitos o graciosos, causándome a mí perjuicios porque mi cuenta es considerada spam, cuando me conocéis y sabéis que aquí detrás hay una persona, que no soy ningún robot y que no mando troyanos ni virus ni siquiera propaganda.

Y yo pensando que se estaban reenviando los mensajes. Al final sólo los reenvían.... ¿quién? ¿aún no has caído? pues exacto: los animalistas que me los envían a mí.
Estoy muy disgustada viendo cómo es el mundo y cómo son mis contactos, y sobre todo con las personas que no se han dirigido a mí personalmente y lo han hecho a terceros para que me hagan llegar su mensaje: que están hartos de mis correos y que les colapso sus bandejas de entrada, cuando esas mismas personas me mandan vales de 100 euros del Mercadona a donde han mandado mi dirección o un niño desaparecido que seguramente ya ha hecho la mili o chistes verdes que saben que no me suelen gustar y menos aún los calendarios de tíos cachas que están pensados para homosexuales, no para mujeres, a ver si os enteráis, o que si reenvío un correo colaboraré a que le ingresen dinero a la niñita con cáncer (¿quién) o postalitas de la Virgen y de todos los santos, o correítos estupendos que ya he visto cien mil veces pues llevo en internet desde que "empezó"; también otros que sí que me gustan, por supuesto, pero lo peor de todo es que a esas terceras personas que vienen a decirme que no moleste a no sé quién no les cuentan que ellos también me mandan a mí mensajes y me colapsan mi bandeja (por suerte yo uso gmail) y jamás he protestado y de hecho me gusta recibirlos, y si no me gustara pues los borraría y ya está, no iría hablando por ahí contando la mitad o poniéndoles en spam.

Pero lo peor de todo es la cantidad ingente de animales que yo pensaba que estaban "rulando" por los correos y se quedan muertos en las papeleras de mis contactos. Es por eso por lo que estoy disgustada y desisto, no volveré a molestaros.
Aunque confío en que este mensaje os haga pensar un poco y quizás decidir hacer algo ¡que no cuesta nada!

Así que quien quiera que le reenvíe mensajes para difundir, que me escriba y me lo pida; yo no voy a enviar mientras ninguno más. Podéis comentar aquí lo que os dé la gana o escribirme al correo que ya conocéis alguno y los que no lo tenéis en mi perfil. Y los correítos bonitos no pienso volver a reenviar ninguno porque entiendo que también os colapsan y molestan. A mí sí, enviadme de todo que todo lo aprecio, aunque tenga tantos pendientes pues sabéis que estoy enferma y me lleva mucho tiempo.

Que os vaya muy bien a todos, y muchas gracias por leerme, si es que hay alguien que haya llegado hasta aquí leyéndolo todo.

Fauve, la petite sauvage.


Pd.- No hay cuadros en esta entrada-carta, ni "copias" ni "pegas", ni vericuetos; pues hoy no hago puzzle ni mural que valga y digo claro y alto lo que pienso, sin más complicaciones; que el dolor, la decepción y la tristeza a veces no son tan fáciles de mostrar, sobre todo a los que hay que decirles las cosas claritas, que es lo que simplemente pretendo hoy con estas lágrimas.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Kafka Blues

Hace mucho que no visito vuestros blogs y que cuido poco éste. Y no es ni por dejadez ni por hartazgo, sino por otros motivos de fuerza mayor que algunos conocéis y a otros no os interesarán demasiado. Pero como imaginaréis, tengo un montón de libros de los que me gustaría hablaros, o mejor dicho de los que tengo muchas ganas de seleccionar y copiar un párrafo o varios para formar una entrada que me resulte especialmente sugerente y así pueda alentar a la lectura y al mismo tiempo construir mis puzzles habituales unido (el párrafo) a una obra de arte que, además, significan algo para mí, que por supuesto no sabéis normalmente pero que no importa, no es mi intención que descubráis la canalización de mis sentimientos, una especie de mural del cole, sino recomendar un libro y, de paso, recordaros algún cuadro o foto que me parezca que en ese momento merece la pena ser contemplado -y en muchos otros.

Esta vez, saltando todo orden en cuanto a las lecturas (como siempre), voy a hacerlo de otra forma. Hace tiempo (ya ni me acuerdo cuánto, ni dónde fue)hablamos BLAS y yo (y algún otro bloguero, creo recordar que estaba en el ajo Elphaba, quizás Candela...) de Murakami. Yo decía que no me gustaba, pero a la vez tenía algo que me atraía, que me enganchaba; pero no consideraba que tuviera ninguna calidad literaria, sino solamente la de los "best sellers", en los que no englobo a todos pero sí prácticamente todos, que ni leo porque no me gustan ni me atraen ni me interesan; en conclusión: que no sabía qué me pasaba con sus libros. Mejor dicho, con su libro, pues esto me pasó con Tokio blues, y decidí dejar al autor olvidado porque definitivamente no me había gustado: me autoconvencí de que quizás me había enganchado como puede hacerlo cualquiera con un programa tonto de la tele o al solitario del PC o a los diarios de deportes -a los que les gusten los deportes.

Un día, paseando por la FNAC -a la que no he vuelto desde que me timaron (aún estoy esperando que entreguen un pedido del día 6 de octubre del año pasado en el que regalaban un paraguas y antes de ayer le llegó a la persona destinataria ¡el paraguas! sin los libros, después de un cruce de infinitos correos en los que me dicen que tuvieron un problema y que lo están intentando solucionar y que a la mayor brevedad recibirá el pedido la persona que tiene que recibirlo; ahora ya ni me contestan) y ante su desfachatez y falta absoluta de un mínimo de profesionalidad y de ética apoyándose en el prestigio de la marca que han tirado por los suelos o más abajo y enfangado con todo lo que corra por los subsuelos, he dejado de ser socia y de comprar allí y por supuesto no volveré a hablar de ellos a no ser que sea mal.

El caso es que por aquel entonces aún confiaba en "la marca" (y gasté mucho dinero allí, qué pena); también paseaba y siempre salía con algunos libros, ya conocéis mis vicios; pues ese día vi por todas partes la portada de Kafka en la orilla, de Murakami, claro; calentito, recién salido del horno; inmediatamente me atrajo ese gato que me miraba -con esos ojos que a mí se me parecía a Max- y el título, como siempre que veo el nombre de Kafka. Hasta la colección de la editorial se llamaba "Maxi" ;-). Pero al ser de Murakami... Seguí adelante, con paso firme y seguro, pero no sé qué me pasó cuando se me cruzaron los cables y me di la vuelta, cogí uno que no estuviese estropeado ni abierto (una manía, ya sé) como si fuera una autómata obedeciéndo órdenes de un plano superior (no estoy loca, no, jaja) y lo llevé en una mano, bajo, y me dirigí a la caja a hacer cola (tantas cajas y tan pocos cajeros, ay) sin mirarlo, para no arrepentirme y darme la vuelta. Lo compré.

En casa lo coloqué en una de las librerías y ahí quedó. Y llegó un día en que me atreví, lo cogí y lo empecé. Aluciné con lo que descubrí, pues vi que estaba en un error (yo); que el tío es un genio y los libros muy buenos y que era yo la que me equivocaba, ¡o el traductor! pues el idioma japonés no se puede traducir así como así, y todo el contenido estaba compuesto por frases cortas o cortísimas seguidas continuamente de comas y formando párrafos grandes. Nosotros no hablamos así, ni así escriben los clásicos siquiera. Empecé a leerlo obviando las comas e imaginándome la
puntuación yo (que escribo mal pero corrijo muy bien, jeje) y, por supuesto, me encantó.

Tiempo después, hace unas semanas, encontré una opinión de María Zamparelli en un club de lectura que me fascinó, porque decía todo lo que yo pensaba y me gustaría saber expresar tan bien pero no soy capaz; así que le escribí para pedirle su consentimiento para publicarlo en el blog y accedió; yo, encantada y agradecidísima, lo copio aquí:


Me resulta por demás curioso que las reseñas a las que nos refirió "X" sobre la novela de Murakami sean tan superficiales en su contenido. Después de todo esta novela no es la primera del escritor quien además, según una reseña en la revista The New Yorker ,se vislumbra como posible candidato al premio Nobel de Literatura.
¿Por que no comenzamos por el principio? Al dar inicio la novela el protagonista, Kafka (algo así como cuervo y hay que tomar en cuenta qué simboliza el cuervo en la mitología china) el protagonista de quien curiosamente no conocemos el nombre conversa con otro muchacho llamado Cuervo. El capítulo se titula precisamente El joven llamado Cuervo. Desde ése primer "diálogo" el autor nos plantea la realidad y tono de esta novela. Según avanzamos descubrimos que ese otro personaje llamado Cuervo no existe. Es una manifestación de la conciencia, del ego, de la realidad interior de Tamura. Quién sabe si de sus temores existenciales. El autor no nos lo va a explicar ni tampoco tirará la línea divisoria entre la realidad, la mitología, lo espiritual o lo onírico. ¿Para qué? Todo convive igual que convive en los mitos griegos, romanos, celtas, chinos etc. Lo que desconcierta al lector contemporáneo, mejor dicho, a algunos lectores contemporáneos, es que todo cohabita en el mismo plano. Y es pertinente recordar que es una novela, una realidad que construye un escritor. Otro aspecto que desconcierta a algunos lectores es que el autor ancla esa "irrealidad" en íconos publicitarios, en un viejo que parece un loco que habla con gatos, un chofer que guía camiones.
Aquí ya entramos en los personajes y su caracterizació n. Kafka Tamura es un muchacho de quince años a quien su padre ha condenado a un destino trágico. En un principio sólo sabemos que el padre es un escultor famoso. El padre de Kafka ha creado el destino de su hijo a base de un misterio: la desaparición de su madre y hermana. A mi me parece una buena metáfora para caracterizar a un dios mitológico. Kafka es entonces el héroe que necesita salir al mundo para enfrentar su destino. Murakami caracteriza a Karka como un muchacho pcoco común. Cuervo así lo indica. Kafka lleva preparándose fisicamente varios años para enfrentar el viaje que emprenderá. El autor nos señala una y otra vez la pulcritud que guarda en relación a su cuerpo y el orden que imparte a los lugares que visita. No es cualquier muchacho de quince años. Tiene una misión y un propósito y se ha preparado a lo largo de un tiempo para cumplir con el mismo.
Paralelamente se desarrolla el personaje de Nakata. Un viejo que se comunica con los gatos. Es un ser humano quien por haber perdido la capacidad cognocitiva, también por un evento misterioso, puede acceder al mundo vedado a otros mortales. Algo así como un sacerdote o un monje. Sólo cuando visita la biblioteca Komura y entra en contacto con la palabra escrita y la señora Saeki comienza el final de Nakata. Es importante observar que Nakata y el caminonero cargan con la piedra de la entrada. Nakura habla con la señora Saeki sobre la piedra y ella muere. ¿Era ella también un espectro? ¿Otra deidad maligna que asediaba a Tamura?¿Una sirena, un demonio?
El punto cimático para Tamura es salir del bosque (otro símbolo muy común en la mitología y las leyendas al referirse a un lugar sin orden claro, lleno de misterios y peligros). Un bosque peculiar en el que habitan soldados de la Segunda Guerra Mundial, la señora Saeki joven, niña. Es un bosque en el que habita una realidad incomprensible. Una realidad a la que Tamura debe ignorar una vez esté de camino hacia el mundo real. Bajo ningún concepto debe mirar hacia atrás (como la esposa de Job). Cuervo intentará persuadirlo para que lo haga, para que sucumba pero la puerta se está cerrando (Nakata la está cerrando) y Tamura debe salir antes de que sea demasiado tarde. El héroe ha escapado el destino "inevitable". Cuervo se tranforma en un verdadero cuervo que vuela sobre el bosque. Tamura es un héroe moderno. Escapa su determismo histórico, sentimental, religioso, mitológico, etc. Escapa de los espejismos para retomar su vida.
La novela tiene mucha tela de dónde cortar. Le otorgo diez estrellas de diez a esta primera lectura.



OTRO "AÑADIDO" DE MARÍA ZAMPARELLI EN RESPUESTA A OTRA PERSONA:

"Y": El uso del cuervo me llamó la atención desde el principio pues me hizo recordar la película de Akira Kurosawa, Los sueños, en la cual hay una escena que muestra un árbol cargado de cuervos quienes salen volando despavoridos. Busqué en internet sobre el tema del cuervo y encontré que en la mitología china puede significar, entre otras cosas, un maleficio, un mal de ojo, en fin algo que no pinta bien para el futuro. A pesar que Murakami es japonés la literatura japonesa tiene gran influencia de la china.
Entre lo que leí sobre Murakami encontré que ha incursionado en el mundo del cine y eso también me parece que se evidencia en las imágenes de calidad cinematográficas que se desarrollan en la novela.
María


Y OTRAS QUE YA NO COPIO AUNQUE ME LO SUGIRIÓ, PUES ME PARECE UN ABUSO TOTAL; LO QUE HE COPIADO ES LO QUE YO PIENSO Y ME HABRÍA GUSTADO SABER EXPRESAR ASÍ DE BIEN.

-DEDICADO ESPECIALMENTE A BLAS Y A Y A TODOS Y TODAS LOS QUE HABLAMOS SOBRE MURAKAMI AQUELLOS DÍAS Y, POR SUPUESTO, CON TODO MI AGRADECIMIENTO A MARÍA ZAMPARELLI Y MI FELICITACIÓN POR ESCRIBIR TAN BIEN (MARÍA). Seguiré leyendo tus críticas, María, aunque no estoy segura de si volveré a leer algo de Murakami, por miedo a que mi teoría se desplome como un castillo de naipes: fue bonito mientras duró...


martes, 2 de febrero de 2010

Petersburgo

Poco a poco, pasito a pasito, como una hormiga, incluso la de la fábula porque ya pasaron los tiempos de ser cigarra, voy leyendo libros, ¡SIGO LEYENDO! y ahora estoy con uno en concreto sobre el que ya confesé no haberlo leído en otra entrada de este blog, y acerca del cual hoy iba a buscar información en internet, ¡no sé por qué! ya que no suelo hacerlo; quizás algunas veces después de -leído, claro; y cuál no sería mi sorpresa al encontrar un artículo de mi adorado Enrique Vila-Matas (a quien desde aquí mando un afectuoso saludo ;-) )sobre esa obra maestra que esta menda lerenda lee a su manera... Tantas ganas he sentido de traerlo aquí que lo copio y pego sin cuadro, puzzle ni nada; ni falta que hace; y, si me apetece poner algo más, ya editaré.


CRÍTICA: RELECTURAS
La brecha de 'Petersburgo'
ENRIQUE VILA-MATAS 08/08/2009



Andréi Biely escribió una de las obras mayores del siglo XX, cuyo centro es el lenguaje y la necrópolis moderna

Petersburgo, La palabra quedó suspendida en el aire, solitaria, única. Nadie en el plató de televisión podía negar haberla oído. Como de pasada, la había dejado caer Nabokov al nombrar por sorpresa las cuatro obras maestras de la prosa del siglo: "Son, por este orden, Ulysses, de Joyce; La metamorfosis, de Kafka; Petersburgo, de Andréi Biely, y la primera mitad del cuento de hadas de Proust En busca del tiempo perdido".


Mezcla estrambótica de humor oriental y trascendencia, siempre próxima a estallar, como la bomba contra el senador.

¿Petersburgo? ¿Quién era Biely? Corría el verano de 1965, y en aquellos días todavía existía un cierto interés por esta clase de inocentes asuntos. Grove Presse no tardó en reeditar, a los pocos meses, aquella misteriosa y casi olvidada novela rusa de 1906. Pronto se supo que, aunque había sido adscrita inicialmente por los críticos de su tiempo a la corriente simbolista, Petersburgo jamás se había distinguido por ser una obra fácil de clasificar. Y por sus experimentos con el lenguaje y su intento de abarcar la vida cotidiana de una ciudad entera, hasta había llegado a ser considerada como el Ulysses ruso. A mí me parece que es una de las novelas más extrañas y complejas que se han escrito nunca. La he releído estos días y no influye en lo que digo el estado de ánimo con el que abordara este libro el 6 de octubre de 1981 cuando comencé a leerlo por primera vez y aún me sentía bajo los efectos narcóticos de varios ensayos franceses que lo situaban en la cima de la complejidad universal. Asombra ahora, al volver a leer Petersburgo, no sólo esa complejidad -tan admirable, sin duda-, sino la desbordante facilidad técnica con la que Biely superpone en el libro varias capas de interpretación y sobre todo la facilidad -propia de un genio- con la que sabe reunir tanta exuberancia de imaginación y verbo en un espacio urbano a fin de cuentas tan limitado como mortal, pues la gran ciudad de la Perspectiva Nevski se alimenta sólo de un gran ideal o, mejor dicho, de una moda.

-¿De qué moda?

-¿Quiere que la defina con palabras? Es como un ansia general de muerte; me emborracho con ella.

Sin perder el humor, Petersburgo dramatiza en clave de palimpsesto esa ansia general de muerte y poetiza el fin de un lenguaje (que Biely manipula a fondo) y de una cultura que se agota ante nuestros propios ojos. El lenguaje y la necrópolis moderna parecen los centros de la narración. Pero no se sabe cuán realmente importante es el argumento. Porque Biely, al igual que sus maestros Shklovski y Eichenbaulm, era un teórico literario que distinguía entre fábula y trama. Para Biely, la fábula era el argumento, mientras que la trama era el modo narrativo que agrupaba los hechos contados. Y la fábula o pretexto para fraguar Petersburgo es sencilla, pariente lejana de Los demonios de Dostoievski: el frágil y joven pensador Nikolai Apolónovich recibe la orden de atentar con bomba contra su propio padre, el senador zarista Apolón Apolónovich Ableújov, de quien Biely nos dice, con pronunciada ironía, que es de ilustre procedencia, pues "tenía en sus orígenes a Adán".

Seguramente no cuenta demasiado en este libro la fábula y sí, en cambio, la trama, entendida como una forma, como un modo de contar, tal vez un modo tan desaforado como sutil de llevar la contraria a una cierta línea recta ortodoxa, occidental. Releyendo Petersburgo, he recordado unas palabras del diario de Eichenbaulm: "Shklovski está en lo cierto cuando dice que deberíamos escribir de nuevo libros incomprensibles como el zorro que gira bruscamente a un lado mientras que el perro continúa su búsqueda todo recto". De hecho, estas palabras ya resuenan como un eco al comienzo mismo de la novela de Biely: "La Perspectiva Nevski es (debo decirlo) rectilínea, siendo como es una avenida europea". Atamos cabos. Aunque, si lo pensamos bien, ¿acaso no estamos en Oriente? ¿Por qué tendría que ser tan recta la Perspectiva? En la trama, la gélida ciudad de Petersburgo y su gran avenida, así como el sonámbulo deseo de parricidio y el ansia general de muerte, actúan como pretexto para hilar un discurso de novela policiaca, pero también de novela mística (a la que no le faltan los mundos paralelos), de novela política, de novela intertextual, de novela de corte vanguardista, y hasta de novela de costumbres. Es un libro palimpsesto que hoy, habituados como estamos a la plaga de novelas planas que nos invade, puede incluso llegar a sorprender más de lo que pudo hacerlo cuando, con su acento vanguardista, apareció en 1906 en Rusia.

En Petersburgo, que anunciaba una promiscuidad de géneros que más tarde se abriría camino en la narrativa del siglo, se superponen numerosas escrituras, consecuencia de la visión que Biely tenía del arte: una visión como de anamnesis, de invasión de la conciencia artística por un superconsciente, de especie de desposeimiento de uno mismo. Sabiendo esto, quizá no nos resulte tan extraño que Biely sufriera en 1911, en Sils Maria, sobre el peñasco en que Nietzsche había tenido la intuición del eterno retorno, una especie de gran crisis nerviosa. Había experimentado el ascenso incandescente de las "lavas del superconsciente". ¿Se separó de sí mismo? Todo indica que, a través de una fría ecuación intelectual, llegó a experimentar la misma apertura de mente que pueden facilitar ciertas drogas que logran nuestra conexión completa con el cosmos. Por una brecha de su cerebro entró el mundo exterior, entraron los vivos y, sobre todo, una legión de muertos.

El artista, aquel que sabe percibir algo superior a su realidad, se exilia de sí mismo y el magma supranatural penetra impetuosamente en él. Esta sensación de apertura, de fisura o de hueco, la describe Biely con frecuencia. En ella se inspiran varios episodios de Petersburgo: es el tema de la brecha que, al final del capítulo tercero, se forma en el cerebro del senador: "Algo, con un rugido semejante al del viento en la chimenea, succionó rápidamente la conciencia de Apolón Apolónovich a través del boquete azul del parietal: hacia más allá del infinito".

Creo que nunca mi propia risa de lector ha llegado a conmoverme tanto. Mezcla estrambótica de humor oriental y trascendencia, siempre próxima a estallar, como la bomba contra el senador. La grieta, la fisura sobrenatural, la rotura, son imágenes cardinales en la temática de esta nerviosa novela. Como texto policiaco, Petersburgo gira en torno al posible atentado parricida y desgrana lentamente una acción inmóvil, de suspense y horror y, en definitiva, de angustiado eterno retorno. Como novela política, no está del lado de los terroristas, pero tampoco simpatiza con los poderosos; las mismas pesadillas atormentan a unos y otros, y todos son agentes de destrucción, del mismo modo que Apolónovich padre y Apolónovich hijo son la misma cara de la misma moneda, o de cierta promiscuidad fisiológica: el uno imagina a su padre durante la cópula, y el otro sueña en abrir un agujero para espiar a su hijo.

Como novela intertextual (como novela de recapitulación de los temas esenciales de la biblioteca de su patria, porque también todo eso es Petersburgo) es simplemente extraordinaria: Gogol, Pushkin, Dostoievski, Lermontov, Chejov, están discretamente presentes en la trama que resume, en un no menos discreto pero efectivo plano secreto, la historia de la línea más noble de la gran narrativa rusa. Como novela mística, por su parte, ofrece seguramente la cara más interesante y la más alucinante de este palimpsesto. El hombre es un vestigio de otra cosa. Biely alude a las otras realidades y a huellas olvidadas. Y con una prosa rítmica que nos embruja hace avanzar su endiablada trama, es decir, su modo o forma extraña de estructurarlo cósmica y mentalmente todo; su modo de conducirnos con severidad -puntuada por un narrador irónico, cervantino- hacia esa ruina general en la que ya estábamos instalados, sin saberlo, antes de comenzar a leer tan grandísima obra maestra.

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