domingo, 9 de noviembre de 2008

Disculpas



Un gato es un gato, y un ratón un ratón, al fin y al cabo.

(Sí, es Max el de la foto).

Y yo una persona, y no una máquina, que a veces tiene sobrecarga de asuntos -buenos, malos y regulares- en la vida cotidiana, y que, a veces también, no puede con todo y tiene que renunciar a unos para poder atender a otros; todo depende de las prioridades, que no siempre van correlacionadas con el gusto, el cariño, la libertad, la voluntad, el deseo u otros sentimientos que quizás deberían prevalecer, ya que a veces priman necesidades u obligaciones y ajetreos de la vida diaria, esta vida loca de la sociedad en la que vivimos que a veces hasta son desagradables... pero inevitables, por las que tienes que dejar cosas que te gustan más, que prefieres, que te apetecen... Pienso que si esto es el Desarrollo, no sé a dónde nos conduce este estilo de vida tan frenético, caótico y absurdo, ni cómo vamos a terminar.





Pues por eso no he contestado a nadie. Os pido disculpas, mil disculpas, sabéis que es mi norma, que no escribo en el blog sino en los comentarios, que me encanta además hacerlo, y leeros; el blog es lo de menos, no tengo un ritmo fijo ni quiero tenerlo, pero contestar y leeros, sí.

Pero he debido renunciar por una temporada a algunas cosas, vuestros comentarios entre ellas; y una buenísima amiga, al ver que me sentía mal por ello, me ha recomendado que hiciera una entrada sobre la cuestión, y yo hago caso a los que me quieren: por eso estoy aquí. Gracias, guapísima, no pondré ni tu inicial, ¡para qué!

En los ratos que me quedan libre el cansancio me lleva a la lectura, así que para no desvirtuar este blog, dedicado al copia y pega, os traigo aquí una joyita de la que espero que disfrutéis y, aunque no sirva para perdonarme porque no tengo (perdón), sí para que me comprendáis un poco o para resarcimiento en mi condena...



Os echo de menos a todos, pese a vuestra virtualidad formáis parte de mi vida real: creo que estaba confundida con el concepto de límite entre ambos campos.





"Amo la noche porque carece de enigmas; de día los nervios son sacudidos una y otra vez hasta la ceguera, pero es durante la noche cuando ciertos animales de presa nos echan las garras al cuello para estrangularnos, cuando la actividad de los nervios se recupera tras el embotamiento del día y se repliega hacia el interior, cuando alcanzamos una nueva percepción de nosotros mismos como si, de repente, nos encontráramos en una habitación oscura con una vela frente a un espejo que no ha recibido rayo de luz alguno durante días y que, absorbiéndolo ahora ávidamente, le devuelve a uno la imagen de su propio rostro.

¡Ciertos animales de presa nos echan las garras al cuello para estrangularnos! Hubo reyes que uncían panteras a sus carros y cuyo máximo placer consistía tal vez en la vaga posibilidad de ser despedazados.

Acabo de encontrar un bellísimo nombre para mí: monsieur le vivisecteur.

Desde luego, eso de inventar un nombre tan sonoro para uno mismo no es más que pura afectación, pues no es necesario sino de vez en cuando, en momentos de profunda postración, de malestar por exceso de cansancio, para recurrir entonces a él, para encontrar así en una sola palabra esos estímulos fundamentales que suelen proporcionarnos fuerza, ilusión y entusiasmo. No hay por qué avergonzarse.

Monsieur le vivisecteur: ¡yo!

Mi vida: ¡las aventuras y odiseas de un vivisecteur espiritual a comienzos del siglo XX!

¿Qué es m.l.v.? ¿Quizá el prototipo del futuro hombre cerebral? __¿Quizá?__ Ocurre que las palabras, todas las palabras, tienen tantos matices secundarios, tantos dobles sentidos, evocan tantas sensaciones secundarias y tantas dobles sensaciones que haríamos bien en mantenernos alejados de ellas.

Me acerco a la ventana para devolver a mis nervios esa terrible voluptuosidad que nace del aislamiento.

100 m de hielo. Nada penetra de todas esas responsabilidades cotidianas que se inician con la salida del sol y declinan con él, pues ya nadie nos ve. ¡Oh!, la noche no sirve tan sólo para dormir, la noche desempeña una función fundamental en la economía psicológica de la vida.

Durante el día somos el señor X y el señor Y, miembros de tal o cual sociedad, con estas o aquellas responsabilidades, obligados a vivir de modo altruista de acuerdo con leyes que nuestra razón acata. De noche, en cambio: en cuanto cerramos tras nosotros las puertas protegidas por espesas colgaduras dejamos fuera todos los altruismos -pues ya no cumplen función alguna- y la otra parte de nuestra personalidad, el egoismo, reivindica sus derechos. Me gusta, a esas horas, asomarme a la ventana. A lo lejos se alza una enorme sombra negra que yo sé muy bien que corresponde a una línea de casas situada más allá de los jardines. Aquí y allá, un solitario recuadro amarillo: ¡la ventana de una casa! Es la hora en que la gente regresa del teatro o de los restaurantes. Diviso sus siluetas como manchas negras sobre recuadros amarillos, contemplo cómo se despojan de sus incómodos vestidos de gala, cómo se van interiorizando, por así decirlo. Una segunda vida comienza para ellos gracias a todas esas relaciones íntimas que ahora reclaman sus derechos.

En las habitaciones que tan a menudo fueron testigos mudos de su soledad, flota la tentación de abandonarse, de olvidar los deberes cotidianos.

Lo que revive en su sueño es distinto en cada caso: para la gente de allí enfrente tal vez se trate sólo de instintos del todo triviales y de simples emociones anímicas: el placer de poseer un hogar confortable, o una sensualidad saciada por un vino de baja calidad.

En mi caso, se trata del placer de estar solo conmigo mismo, completamente solo. De la oportunidad de hojear la historia, no demasiado falta de interés, de m.l.v.. de entristecerme ahora y alegrarme luego porque sí, de convertirme en mi propio historiador o de ser un científico que coloca su propio organismo bajo el microscopio y que se alegra cuando descubre cosas nuevas.

¡Y eso, excepcionalmente, no comporta la menor afectación! Uno se hace compañía a sí mismo."

Extraído del quasicomienzo de los Diarios de Robert Musil.

Gracias a todos y mis más sinceras disculpas. Volveré: no os libraréis tan facilmente de mí :P




"Obelisk of La Coruña at night" XD, encontrada en internet.

9 comentarios:

Folks dijo...

Joder, parece que te sientas mal por haber estado ausente.

Mientras hayas vuelto, no hay problema

Fer dijo...

No tienes que disculparte, Fauve, porque todos tenemos rachas y, qué narices, este blog es el tuyo y con él haces lo que quieres.
Bienvenida de nuevo.

Omaha Beach Boy dijo...

Somos humanos, Fauve. Y creo que no debes disculparte por nada. Los que visitan todos los blogs son los robots de internet, pero esos no gozan de las cosas que se escriben en los blogs por parte de las personas.
Pero te entiendo perfectamente que en ocasiones no hay momentos para todo y para todos. Yo, que vivo en una perpetua sucesión y telaraña de personalidades o alias (Urko, Amedio y Omaha sobre todo) a veces no tengo tiempo ni para ser Fermín Gámez como quisiera ser Fermín.

Besotes, muchacha. Me alegro de leerte otra vez por estos vericuetos de la "internete".

lisebe dijo...

Muchas veces no somos dueños ni de nuestro propio tiempo, así que como sé lo que eso significa Fauve, no te preocupes, "como un rio todo vuelve a su propio cauce", así que lo dicho, ya llegarán tiempos mejores.

Aunque para ser una disculpa parece una carta a los reyes, jejeje.

Bromas a parte muchos besitos

Xocas dijo...

A qué tanta disculpa si estás en tu casita, caramba... ;))
Bonita la foto de la avenida (Finisterre???). A la de abajo le podían haber quitado los rótulos de arriba, qué manía...
Tómate la vida con tranquilidad, si puedes. Y si no, también.

Biquiños

doctorvitamorte dijo...

Yo voy a ser un poco más duro en mi comentario: Gracias por dejarnos descansar.
Bromas a parte, un placer leer tus recortes. No te puedes imaginar lo al día que me pones en cultura. Así que saca tiempo de donde sea

Luis Antonio dijo...

Lo importante y satisfactorio es saber que te encuentras bien. Un abrazo y bienvenida, Fauve estimada

Fernando García-Lima dijo...

Disculpada estás, aunque todo el derecho tenías...

Pero un placer de recuperarte, vaya.

Fauve, la petite sauvage dijo...

Folken, genio, te quiero. Fer, encanto, te quiero. Y a Lucía. A Dan también, un poquito. Omaha, querido Omaha, te quiero. Lisebe, adorable Lisebe, te quiero. Xocas, sí, los rótulos... No sé si es Finisterre, la encontré en internet y me vino bien y la puse; ¿y no te gusta la del gato tirando el ratón? Ah, y te quiero. Doctor Vitamorte, te quiero, malandrín. Luis Antonio, queridísimo Luis Antonio: te quiero. Fer, entrañable fer, te quiero.
Hoy no he dicho ni una sola mentira aún.
Claro que he visto de pura casualidad (como casi todo lo que me pasa usualmente) una entrevista a Vila Matas en Andalucía tv. Para los interesados, repiten el programa el martes a la una y pico.
Besos a todos.

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