sábado, 18 de agosto de 2007

Las fotos del Che

El Che en catalán

Santiago Roncagliolo
Hace un año, durante una tertulia literaria en un hotel del Barrio Gótico, me quedé mirando a un argentino que me resultaba familiar. Por mucho que me esforzaba, no conseguía reconocerlo, pero estaba seguro de haberlo visto en algún lugar, incluso de haberlo frecuentado. Finalmente, durante una pausa para café, no pude más y le pregunté:

-Perdone ¿no nos conocemos?

-Seguro que sí. Yo soy el Che Guevara.

-Ya.

Pensé que era un borde y lo olvidé. Pero semanas después, caminando por la Rambla, volví a verlo. Estaba de pie encima de un pedestal. Iba todo pintado de camuflaje y llevaba un libro en la mano. Recitaba un encendido discurso sobre el imperialismo mientras unos turistas gringos le echaban monedas en un sombrero. Era el Che Guevara, de verdad. Y estaba llamando a la insurrección. Aunque en ese preciso momento, atraían más público en la Rambla el astronauta y el hada de los bosques.

Llegó el verano, y un amigo que vive en Sitges me invitó a su casa. Cuando bajamos a la playa, me mostró orgulloso su kit completo de guerrillero cubano: tenía una toalla, un bañador, un vaso congelante y una pelota de playa del Che:

-Todo un revolucionario –le comenté.

-Soy un capitalista rabioso –me respondió-, o por lo menos, un fetichista. Colecciono gilipolleces con la cara del Che. Me falta el famoso reloj Swatch. Será muy famoso, pero no lo encuentro por ninguna parte.

Desde entonces, no he dejado de ver al Che por las calles de Barcelona y alrededores. Lo veo en los lugares más inesperados: en los patinetes de los skaters frente al MACBA, tatuado en el brazo de Maradona, dibujado con chocolate en una camiseta. Puede llevar el rostro de Gael García Bernal, Benicio del Toro o Antonio Banderas. Hay “Ches” para todos los gustos, y cada quién tiene el suyo. Hay el Che para estudiantes, para la tercera edad, para enfermeras o para empresarios. Si no tienes a tu Che, no eres nadie. Yo estoy esperando que programen alguna serie de dibujos animados sobre él.

La última vez que lo vi fue en casa de una chica que me invitó a cenar. Ella vive en el Eixample, en un ático con una terraza que mira a la Sagrada Familia. Y con ella, por supuesto, vive el Che. Su apartamento está lleno de fotos del guerrillero. Hay una en el estante de los libros, otra en su cuarto y una, la más grande, en el baño, frente al water.

-¿Y no tienes alguna foto de tu madre? –le pregunté.

-No, por Dios. Mi madre es muy fea. En cambio, el Che es guapísimo.

-¿No tienes fotos de guerrilleros feos?

-Ni de coña.

-¿Y guapos? Fidel era guapo ¿No?

-Ya, pero el Che se murió, así que será joven para siempre. Todas sus imágenes son así. ¿A quién quieres ver tú todas las mañanas? ¿al Che en la selva con uniforme de campaña? ¿O a Fidel en un hospital con un chándal Adidas?

Por eso me gusta la imagen de esas dos señoras bailando en su aniversario en Santa Coloma de Gramanet. Supongo que es la mejor foto posible del Che. Y no porque ellas representen el espíritu de la lucha obrera. Ni porque recuerden su significado político. En realidad, esa es la mejor imagen del Che porque es la única en la que no aparece su rostro, un rostro que en realidad, hace mucho que no le pertenece.




Blog/Barcelona, http://blogs.elboomeran.com/roncagliolo/

12 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Che S.A., ¿Por qué no? Mejor que haya un mercadeo con la figura de un líder guerrillero que con una página de sucesos de cualquier periódico como habitualmente pasa en estos días.

Fauve, la petite sauvage dijo...

No sé qué decirte.
No sé si darte o no la razón, ya que ambos motivos me parecen tristes, frívolos, patéticos y terribles. No sé si en igual medida, y si no fuera igual tampoco sé cuál pesa más o menos. No sé siquiera si pensarlo.

Erto dijo...

Qué buen cuento, que me pone tan triste. Y eso que en general esté yo muy acostumbrado a ver la prostitución de la Historia. Es la melancolía con que recuenta el narrador.

Fauve, la petite sauvage dijo...

Yo creo que a la tristeza y a la melancolía nunca se acostumbra uno. Se puede susbsistir en cierto nivel, pero cuando se traspasa ese umbral recobra más crudeza y por eso nos deja así.
El narrador escribe lo que pensamos y sabemos, la prostitución de la Historia, pero con palabras hermosas, y consigue una mezcla explosiva al juntar esos cuatro elementos a los que estamos acostumbrados, pero por separado (los sentimientos de prostitución de la Historia, tristeza, melancolía y belleza de las palabras).
Y esa foto.

Unknown dijo...

He pensado en el Che. en ése hombre que dijo NO.

Pueden ser muchos los que les guste la imagen del Che; pero muy pocos los que compartan su espíritu.

Adoran su imagen; mas al héroe hoy en día le dirían tonto. Eso si es desolador.

Erto dijo...

Por otro lado, los tiempos cambian. Si Copérnico anunciara sus descubrimientos hoy también le diríamos tonto. Si eso es en verdad triste, vives con el peso de la Historia a cuestas. Yo creo que el relato es bueno porque provoca una reacción emocional, pero creer en él y quererlo aplicar es perjudicial, como con las fábulas.

Unknown dijo...

El Che no es una fábula. El Che fue real... Y hay muchos Ches anónimos por suerte en este mundo; Ches a los que tan sólo les intimida perder su dignidad.

Erto dijo...

Me refiero a que las cosas cambian y desaparecen. En la escala universal, no es una lástima que se pierda lo que fue el Che. Era cuestión de tiempo. Querer aferrarse a algo que ya no existe no causa más que miseria, y por eso es tan efectivo el relato. De manera sutil te recuerda que hay algo que no se puede recuperar.

Anónimo dijo...

Me ha encantado el relato, gracias por traerlo. Decidido. El proximo libro que me compre va a ser de Roncagliolo. Hace años que la imagen del Che ya no le pertenece y no sólo es historia. Es parte de la cultura popular y por ende, del sistema que pretendía combatir. Roncagliolo lo relata de forma magistral.

Bonjour :)

Fauve, la petite sauvage dijo...

¡Hombre, Dante! ¡Bienvenida! Muchas gracias por tu opinión, me ha gustado (¿gustado?) esto que dices: "Es parte de la cultura popular y por ende, del sistema que pretendía combatir", resume perfectamente la esencia del artículo/relato que, efectivamente, o al menos para mí, está perfectamente hilado. No he leído ningún libro de R. pero me gustaría hacerlo, a tenor de los artículos que he leído sobre él y de él. Ya nos contarás.
Un saludo.

Luis Antonio dijo...

Efectivamente, yo también vi a ese personaje haciendo la "estatua" en la Rambla de las Flores y caracterizado de "CHE"...

Fauve, la petite sauvage dijo...

XDDD
¿Ves como hago bien haciéndote caso? ;-)

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